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Akelarre

Estreno en Cines: 11 de Marzo de 2021.

Akelarre, es el multipremiado último film del director Pablo Agüero. Seleccionada en la Quinzaine des réalisateurs de la 73° edición del Festival de Cannes, Akelarre tuvo su premiere internacional en la Competencia Oficial de la 68° edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián y, con 9 nominaciones, es actualmente la segunda película más nominada a los premios Goya de este año.


"NO HAY NADA MÁS PELIGROSO QUE UNA MUJER QUE BAILA"

En 1609, el juez Pierre Rosteguy de Lancre recorrió el País Vasco francés interrogando a centenares de personas y condenando a decenas de mujeres a la hoguera por supuestos actos de brujería. Luego relató su experiencia en el libro “TRATADO DE LA INCONSTANCIA DE LOS MALOS ÁNGELES Y DEMONIOS”. En esos textos barrocos y alucinados, Pierre Rosteguy de Lancre dio forma al mito del « sabbat de las brujas » (en lengua vasca: « akelarre ») que influyó a jueces y luego a artistas durante siglos. 

Inspirado en ese libro del siglo XVII, pero con una mirada crítica, Pablo Agüero relata por primera vez la caza de brujas desde una perspectiva completamente femenina. Y por primera vez en la historia, une película muestra que en la caza de brujas no había brujas.

País Vasco, 1609. Los hombres de la región se han ido a la mar. Ana participa en una fiesta en el bosque con otras chicas de la aldea. El juez Rostegui, encomendado por el Rey para purificar la región, las arresta y acusa de brujería. Decide hacer lo necesario para que confiesen lo que saben sobre el akelarre, ceremonia mágica durante la cual supuestamente el Diablo inicia a sus servidoras y se aparea con ellas.


El film trascurre en tiempos oscuros para la humanidad, donde la mayoría de las mujeres jóvenes y bellas son consideradas discípulas de satanás, y la danza es una práctica demoníaca. 

Un juez y su consejero llegan a un pueblo costero vasco cuyos hombres se han ido a pescar dejando a las mujeres vulnerables. Su único objetivo es capturar a varias jóvenes acusadas de brujería y condenarlas a la hoguera como han venido haciendo por todo el país.

El relato mezcla drama y suspenso, con un toque de sensualidad y melodías que combinan la armonía y la disonancia, mantiene la tensión en todo momento, y está enmarcado en una fotografía que destaca los contrastes, las luces y las sombras, que a su vez representan la luz y la oscuridad en los seres humanos. 

¿Acaso no son mas oscuros y pecadores aquellos que vienen a juzgar a las supuestas brujas que las propias acusadas de perversión?... Interesante planteo desde el punto vista humano, psicológico, social y cultural, donde la ignorancia, los prejuicios y pre conceptos dominan, y siguen haciéndolo en la actualidad. Quiero destacar también la actuación de Alex Brendemühl y Amaia Aberasturi.

Cecilia Tedesco.


Elenco: Amaia Aberasturi (Ana), Alex Brendemühl (Rostegui), Daniel Fanego (Consejero), Yune Nogueiras (María), Garazi Urkola (Katalin), Irati Saez de Urabain (Olaia), Jone Laspiur (Maider), Lorea Ibarra (Oneka), Asier Oruesagasti (Padre Cristóbal), Elena Uriz (Sra. Lara), Daniel Chamorro (Cirujano), Iñigo de la Iglesia (Sargento), Jeanne Insausti (Abuela)


Dirección: Pablo Agüero

Guión: Pablo Agüero, Katell Guillou

Dirección de producción: Guadalupe Balaguer.

Director de fotografía: Javier Agirre

Edición: Teresa Font.

Dirección de arte: Mikel Serrano.

Sonido: Urko Garai.

Vestuario: Nerea Torrijos.

Peluquería: Ricardo Molina.

Maquillaje: Beatushka Wojtowicz.

Musica: Maite Arroitajauregi (Mursego), Aranzazu Calleja.

Producción: Kowalski Film, Lamia, Gariza Films, Tita Productions,  La Fidele,



2021 - España / Argentina.

Drama - 91 minutos.

Idioma: Español / Euskera.

Trailer:


A propósito del proyecto: En las palabras de su direcor Pablo Agüero

 

"Este proyecto nace de un sentimiento de injusticia. La casi totalidad de las obras de ficción que tratan el tema de la caza de brujas perpetúan los clichés misóginos impuestos por la inquisición, sugiriendo que en el origen de los juicios y condenas habría verdaderos actos de brujería. En 2008, al leer “La Bruja” de Jules Michelet, descubrí un camino posible para reivindicar a esas mujeres libres e independientes que el sistema represivo de la monarquía clerical condenó injustamente a la hoguera y al olvido. De inmediato supe que la temática sería la construcción del mito del Akelarre. Mostrar cómo un juez como Pierre De Lancre inducía a sus prisioneras a encarnar sus propios fantasmas de hombre.

Durante el largo proceso de desarrollo del proyecto, me encontré con mucha gente que no comprendía qué resonancia podría tener en el siglo XXI esta historia de 1609. Con el tiempo, los movimientos feministas vinieron a refrescar la memoria y poco a poco esta denuncia de la estigmatización de la mujer se volvió vital. En la preparación de la película, me interesó especialmente el conflicto entre un actor carismático y una adolescente desconocida. También el contraste entre la amenaza de la tortura y la hoguera, por un lado, y la alegría de vivir por el otro. Buscaba que una película tan lóbrega fuera sin embargo luminosa. Y no ha hecho falta recurrir a lo sobrenatural. Considerado en todo su esplendor, el mundo natural es de por sí suficientemente inquietante y mágico.

La identidad local es otro aspecto que me motivó desde el comienzo, tanto políticamente como estéticamente. Hubo en la caza de brujas una voluntad clara de uniformizar el mundo, aplastando a las minorías y eliminando toda posible diferencia de religión, de cultura y de costumbres. Los bretones, los cátaros y otros muchos pueblos europeos sufrieron invasiones y prohibiciones. También el País Vasco, y es justamente en esta tierra donde Pierre De Lancre, el más barroco y literario de los inquisidores, desarrolló su akelarre fantasmático, llegando a hacer cantar y danzar a supuestas brujas que lo perturbaban por su juventud, libertad y belleza.

Por eso, a pesar de que agregaba una dificultad suplementaria al financiamiento y la difusión, decidí que esta película debía ser rodada en Euskadi, con actrices locales que hablan en euskera, y utilizando incluso algunas localizaciones donde realmente sucedieron ciertos episodios de la historia real.

Uno de mis principales propósitos fue evitar la rigidez típica de las películas de época. Yo mismo crecí en una cabaña sin electricidad ni agua corriente, exactamente como en el siglo XVII, pero en la Patagonia. Entonces, conjurábamos el frío, la miseria y el miedo en esas explosiones de alegría. Mi identificación es total. Para mí, estas chicas todavía están vivas. Eso es lo que me interesa captar en ellas: la vida, ese trance febril y a la vez pletórico.” - 


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